El 23 de abril se cumplieron 400 años de la muerte de tres eminencias de la literatura universal. William Shakespeare, Miguel de Cervantes Saavedra y el Inca Garcilaso.
Por rara ironía del destino el 22 y el 23 de abril de 1616 fallecieron dos de los más grandes literatos de la historia universal. El 22 aunque se atribuye el 23 de abril de aquél año dejaba de existir Miguel de Cervantes Saavedra, para algunos el más grande poeta de habla hispana de todos los tiempos. En tanto que el mismo 23 fallecía acaso el más grande poeta de habla inglesa William Shakespeare.
Miguel de Cervantes, figura máxima de las letras españolas, de vida azarosa y escritor mal comprendido por sus contemporáneos, cultivó brillantemente todos los géneros narrativos que predominaban en su época y su inmortal creación, Aventuras del
ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha, es la más grande de las novelas hasta hoy escritas y sobre la que más se ha hablado en el mundo. En honor a Cervantes, el 23 de abril se celebra mundialmente el Día de la Lengua Española. William Shakespeare, poeta y dramaturgo inglés, autor de un teatro devenido clásico, donde se presentan todas las facetas del corazón del hombre, todas las pasiones y todos los impulsos, desde el amor y la piedad filial hasta los celos, la ambición, la avaricia y la duda. Los contactos de Shakespeare con el autor del Quijote son constantes y su obra no ha dejado jamás de ser representada en los escenarios de habla hispana.
Luego está el Inca Garcilaso.
Gómez Suárez de Figueroa, apodado Inca Garcilaso de la Vega (Cuzco, Gobernación de Nueva Castilla, 12 de abril de 1539 - Córdoba, Corona de Castilla, 23 de abril de 1616), fue un escritor e historiador peruano de ascendencia española e inca.[1] Se le considera como el "primer mestizo biológico y espiritual de América", o en otras palabras, el primer mestizo racial y cultural de América que supo asumir y conciliar sus dos herencias culturales: la indígena americana y la europea, alcanzando al mismo tiempo gran renombre intelectual.[2] Luis Alberto Sánchez lo describe como el '«primer mestizo de personalidad y ascendencia universales que parió América».[3] Se le conoce también como el «príncipe de los escritores del Nuevo Mundo», pues su obra literaria, que se ubica en el período del Renacimiento, se destaca por un gran dominio y manejo del idioma castellano
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