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domingo, 10 de mayo de 2020
El Trinche Carlovich, el gran secreto del fútbol argentino
¿Será cierta la leyenda de Carlovich? Actualmente es repartidor de pan pero antes, mucho antes, destacó (¿destacó?) como jugador de fútbol.
Por Jorge Hardmeier
¿Quién es el mejor jugador de la historia del fútbol? ¿Pelé? ¿Maradona? ¿Messi? ¿Cruyff? ¿Di Stefano? Las opiniones están divididas. Sin embargo, otros, muchos de ellos expertos, afirman: ninguno de los mencionados lo es, el mejor jugador de la historia del fútbol es un rosarino: El Trinche Tomás Fernando Carlovich, el secreto mejor guardado del fútbol argentino. En 1993 – ya en decadencia - Maradona fue contratado por Newell´s. El mejor jugador de la historia jugará en Rosario, anunciaban en la presentación. Maradona interrumpe: El mejor jugador del mundo es de acá, El Trinche Carlovich. Y Diego no se destaca, justamente, por su humildad al compararse con otros futbolistas.
Tomás Carlovich, leyenda. El Trinche. Y la leyenda dice:
Que comenzó a jugar en las inferiores de Rosario Central en la década del sesenta y jugó dos partidos en primera junto a jugadores como Mario Killer, Aldo Poy y Carlos Aimar. Llegó Miguel Ignominiello como director técnico, alguien que privilegiaba el aspecto físico y el entrenamiento duro por sobre lo futbolístico. Eso no era para El Trinche. Lo dejan libre. Dejar libre a Carlovich en Rosario Central fue un sacrilegio, un disparate, opina César Luis Menotti. Y agrega: Encontró una época muy fea del fútbol argentino.
Que hacía movimientos que iban contra la ley de la gravedad, unos movimientos que decías: ¿cómo carajo hace esto?, según Carlos Aimar.
Que Marcelo Bielsa fue, durante un período de cuatro años, todos los sábados, a ver jugar a Carlovich en Central Córdoba, club rosarino en el cual El Triche desplegó su magia entre 1973 y 1982 consiguiendo dos ascensos. Todos los sábados en la ciudad circulaba el rumor y se hacía aclamación: esta noche juega El Trinche. Y sus fanáticos llenaban la cancha. Se cuenta que en uno de esos partidos El Trinche fue expulsado. La gente, hinchada rival incluida, comenzó a gritar: el referí lo hizo volver a la cancha. Carlovich, hoy, dice: Eso no se dio nunca. Para mi jugar en Central Córdoba era como jugar en el Real Madrid.
Que en 1974, antes de partir a disputar el Mundial de Alemania, la Selección Nacional se enfrentó con un combinado rosarino: cinco jugadores de Rosario Central, cinco de Newell´s y Carlovich. Fue 3 a 1 para los rosarinos y baile con El Trinche comandando la orquesta. Darío Grandinetti dice: Yo vi ese partido y recuerdo el asombro general cada vez que El Trinche agarraba la pelota. Y la leyenda agrega que Vladislao Cap, técnico de la selección, envió a un ayudante a pedir que lo saquen. Es que era un papelón. A los quince minutos del segundo tiempo El Trinche fue remplazado. Hoy, Tomás Carlovich, opina: Se dio un espectáculo, así se debe jugar.
Que allá por 1973 el Cosmos de New York, plagado de figuras y de dólares, depositó su atención en El Trinche. El mito indica que Pelé, estrella rutilante del equipo, no aprobó su contratación: no quería competencia. Algo de eso hubo, afirma Tomás Carlovich, hoy, sonriendo con picardía.
Que en cierto partido tuvo diez minutos consecutivos la pelota en su poder. Record mundial no comprobado. Jugador de potrero, te hacía un caño y te esperaba y te volvía a hacer un caño otra vez. Y continúa José Peckerman, devoto de El Trinche: Era un artista encerrado en una jaula.
Que no le gustaba entrenar, ni madrugar, ni concentrar. César Luis Menotti, al asumir la dirección de la Selección Argentina luego de ese Mundial de Alemania 74, lo convocó. No se hizo presente en el entrenamiento. El Trinche – algo negador - dice no acordarse de tal situación y Menotti: No sé si se fue a pescar o se fue a la isla, pero la respuesta fue esa, que no pudo regresar por el río… Y remata: Le gustaba más pescar que jugar al fútbol y le gustaba jugar al fútbol más que ser profesional.
Que le gustaba la noche, el vino, las mujeres. Yo no salía nunca. No sabía lo que era ir a un boliche. Siempre fui un solitario, las mujeres me gustaban, nada más… contesta Carlovich, un artista pintoresco de la negación.
Que, ya en Mendoza, contratado por Independiente Rivadavia, pidió un auto como prima. A los veinte días se fue a Rosario con ese auto. Lo llamaron: volvé, quédate con el auto. Volvió. Y en el equipo mendocino jugó lo que él mismo califica como uno de sus grandes partidos: Independiente Rivadavia contra el Inter de Italia. Otro baile. Yo qué sé quién jugaba en el Inter dice hoy Carlovich, pero los tanos estaban enojados… Es que El Trinche jugaba del mismo modo ante miles de personas o en el potrero. De hecho, siendo profesional iba a jugar torneos, por plata, en el barrio: Salíamos siempre campeones…
Que, actualmente, es repartidor de pan.
Que, ahora, operado de la cadera, daría su vida por jugar unos minutos más al fútbol. Y si se le pregunta: ¿con quién jugarías?, responde, enfático: Con el Diego, papá.
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