lunes, 28 de marzo de 2022
ENRIQUE PINTI, QUEDAN LOS ARTISTAS, QUEDÓ ÉL
Hoy 27 de marzo de 2022 se apagó la vida de Enrique Pinti a los 82 años.
Un talento que deslumbró a varias generaciones y trascenderá su tiempo. Único, innovador, irremplazable, ácido, realista. Un personaje, un ser necesario, imprescindible. Gran persona cosa que no es común en el ambiente artístico. Sus espectáculos eran súper producciones con una creatividad y un despliegue formidable. Y luego venían sus apoteóticos monólogos de tinte social-político e históricos. Su agudeza, velocidad y certeza en ellos lo hacían único. Decía lo que todos sabían y muchos callaban con su estilo inconfundible. Directo e incorruptible. Insigne puteador nacional " La Argentina es un país tartamudo, está condenado a repetir sus propios errores" decía. Dicen que morimos dos veces. La primera cuando dejas de respirar y la segunda, un poco más adelante, cuando alguien pronuncia tu nombre por última vez. Pero con vos Querido Enrique eso no va a suceder.
Recuerdo un día, había pactado una nota con él luego de su espectáculo. Había como treinta grados y actuó dos horas. Me arrimé cuando terminó la función y le dije que seguro estaba muy cansado que no importaba la nota. Y él con la humildad, respeto y señorio de los grandes me dijo " Yo te la prometí y te la voy a dar ". Se fue Pinti el Día Mundial del Teatro, no podía ser de otra forma.
QUEDAN LOS ARTISTAS
" Por éso no le temo a las pasiones,
Ni a la vejez ni a los psicoanalistas,
Ni a los fracasos ni a las frustraciones, porque soy artista.
De veras que no sé si bueno o malo,
Ni más ni mucho menos que humorista,
Que ha recibido elogios y algún palo, como todo artista.
Y ustedes al venir me dan más fuerza,
No habrá fantasma que se nos resista,
Ni crisis que nuestra senda tuerza,
Mientras ustedes cuiden a sus artistas.
Pasan los años, pasan los gobiernos,
Los radicales, los peronistas,
Pasan veranos, pasan inviernos.
Quedan los artistas".
El testamento de Enrique Pinti
Yo, hombre del medio-pelo argentino, en mis cabales y absolutamente responsable del momento que me toca morir, digo vivir... dejo todo mi agradecimiento a las fuerzas vivas, muy vivas, yo diría avivadas, que me gobernaron con total falta de respeto e identidad profesional.
A los conservadores aristocráticos de la primera hora, les dejo un manual de historia argentina que la relean a ver dónde dice que en una república democrática alguien pueda creerse superior a los demás por cuestiones de linaje y casta, sobre todo, siendo hijos de inmigrantes como cualquiera, un hombre de esa prosapia trucha, con horrorosos latifundios digno del peor señor feudal del medioevo en pleno siglo XXI y cagarse en el pobre insultándolo con una caridad, que en 90 % de las casos es humillante e insuficiente.
A los correligionarios radicales les dejo una brújula para que, al saber dónde está el Sur y dónde está el Norte, sepan también definirse entre la izquierda y la derecha o el centro en vez de ser alternativamente seudo bolches o gorilas conservas.
A los distinguidos camaradas de la izquierda argentina les dejo un manual "titulado" ¿Qué es la clase obrera? Con modelo para armar incluido, a ver si así pueden explicarse qué les faltó para lograr un puto voto del laburante que, ante la confusión de prédica que iba desde el hermetismo intelectual a la declaración de guerra de guerrillas, prefiriendo (y esto debe ser único en el mundo) votar a la derecha o apoyar dictaduras populistas.
A los compañeros peronistas les dejo el manual de la contradicción perpetua y fanática donde se explica como un movimiento populista que lucho contra el conservadorismo puede llegar a ser un movimiento conservador que acusa de populista a los que luchan contra los conservadores y cómo se puede glorificar a Evita haciendo todo lo contrario de los que hacía ella. También les dejo un bombo para que lo conviertan en shopping y un CD doble con canciones de Menem y música de Palito Ortega cantado por María Julia.
A los milicos que tengan menos espíritu de cuerpo y a los curas que tengan menos cuerpos y más espíritu.
Y a las generaciones venideras sepan que hubo una vez un país rico, grande, lleno de buena gente al cual unos pocos pícaros avivados hundieron sin remedio.
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