Corrían mediados de los noventa y en una de nuestras habituales coberturas televisivas deportivas fuímos a parar una noche de invierno al Club San Fernando. La actividad escogida fue el judo. En ese momento los practicantes eran chicos de diez-doce años quiénes respondían a las indicaciones del profesor. Tomamos bastantes imágenes, sobre todo de una nenita, chiquita, ligerita, la cual se destacaba, creíamos, del resto por su despliegue y habilidades. A los pocos minutos, mientras la práctica seguía, reporteamos al entrenador. Amén de varias cosas de ocasión nos dejó un comentario y una sugerencia que hoy nos suena visionaria y propia de un Maestro: " Ven a esa nena, la chiquita, filmála a ella porque anda muy bien. Tiene muchas condiciones ". Y mientras veíamos y filmábamos las acrobacias deportivas de la niña que no se cansaba de revolear muñequitos con sus " wazzaris " e " ippones " le consultamos al profesor por el nombre de la misma . " Paulita Pareto - respondió convencido el Sensei y agregó sentenciosamente -, bien conducida y sí sigue aprendiendo va a dar que hablar, va a ganar muchas cosas y va a llegar muy lejos ... ". Si, era ella, la misma, Paula Pareto, tenía por entonces diez años, le vimos dones pero jamás imaginábamos que esas palabras hoy resultaran una verdad revelada o un determinismo del destino.
Y el trayecto deportivo de la " nenita " comenzó con las primeras competencias y las incipientes alegrías. Al año siguiente Campeona Nacional en Mendoza en Infantiles. De ahí y de a poco fue creciendo en talento, aptitudes y logros conseguidos. Pasó a juveniles pero continuó en su marcha ascendente. Triunfos, podios y hasta Torneos Internacionales. Justamente uno de estos, el Panamericano de Judo de Río, le dio la posibilidad de clasificar nada menos que a los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. El mayor anhelo de los deportistas. Paula Pareto lo conseguía a una joven edad y tuvo el mérito de ser la única judoca argentina en representar a esta disciplina en China. Recién allí ella empezaba a ser bastante conocida en el mundillo del judo, nada más.
Sabedores de su clasificación y ya con sus veinte años cumplidos quisimos, después de una década, volver a ver a esa nenita que revoleaba muñequitos y charlar con ella sobre su presente y sus sueños. La llamamos a su casa de Tigre y acordamos el encuentro con Paula Pareto en el Café de la calle Perú y las vías de la estación Acassuso. Estábamos sentados en una mesa y tímidamente apareció ella acompañada de una amiga. " Vos sos fulano ? - preguntó - ". Al fin y al cabo nadie la reconocía de los presentes. Ni yo. Ya no era aquélla nenita, ahora era una joven señorita deportista desarrollada como tal . En esa charla nos contó detalles de cómo había evolucionado su vida deportiva luego de aquélla noche sanfernandina de hacía una década. Nos describió sus triunfos, sus recorridos, de cómo pasó a representar a Estudiantes de La Plata, de sus vivencias y sensaciones. Vestía un equipo deportivo con los colores argentinos y nos confesó que esa era la primera nota que le hacían, que no estaba acostumbrada a hablar frente a micrófonos, que sentía una gran alegría por difundir a su deporte y que nos agradecía por presentarla y mostrarla ante la gente para que la conocieran un poco más. Asimismo y humildemente nos marcó que su sueño era crecer, mejorar y hacer una buena perfomance en China. Retrucamos sí esto último era sinónimo de presea. Nos respondió que eso era muy pero muy difícil. Al despedirnos , emulando y parafraseando al profesor de San Fernando de hacía diez años le dijimos con absoluta certeza: " Paula, vos vas a traer una Medalla Olímpica, vas a ser muy conocida y vas a hacer historia en el judo. Lo único que te pido es que cuando vuelvas y seas famosa me sigas dando bola ". Ella simpática y en forma cortéz abordó una pícara sonrisa a la par que aseveró: " Seguro, sin dudas que va a ser así sí eso se da ".
Llegó Beijing 2008 y ante la sorpresa de todos, el mundo deportivo nacional e internacional daba cuenta que una increíble gladiadora de un metro cincuenta, en la categoría hasta 48 kg, con una buena técnica. saliendo a tomar la iniciativa en todas su peleas, se quedaba con la Medalla de Bronce Olímpica. Su nombre Paula Pareto. A partir de allí y desde entonces Paula jamás pasó a ser inadvertida. Sus actuaciones, sus luchas, su rostro pasó a ser familiar entre no sólo el público deportivo sino la gente común. Las tapas de diarios y revistas la pusieron en primera plana. Asimismo los medios del mundo tomaron nota de ella. La otrora nenita o jovencita pasó a ser la gran " Peque " Pareto. Su teléfono sonaba decenas de veces por día , reporteros ávidos por tener su opinión y las luces de los flashes televisivos y fotográficos la inundaron a toda hora. Y un día luego de meses la volvimos a ver en un evento. Ya no era la nenita de Sanfer ni la jonvencita tímida del Café, ahora estaba rodeada de luces, de glamour, de admiradores, de empresarios, de nuevos amigos, de productores, etc. Y claro, lucía orgullosa su Medalla en el pecho, aquélla que le auguramos una tarde en el bar de Acassuso. Nos saludamos, la felicitamos y le recordamos aquélla anécdota pre-juegos. Sonrió y tanto ese día como todos los que vinieron la " Peque " cumplió a rajatablas aquél " compromiso ". La fama no la mareó y siguió siendo la misma chica humilde y de barrio.
Luego y con los años la historia más conocida. Su popularidad, el ser una deportista de elite, su graduación como Doctora y los enésimos triunfos conseguidos. Recorrió el mundo cual embajadora de lujo dejando bien arriba nuestra insignia con notables logros y actuaciones. Podios, Títulos y Reconocimientos. Apariciones sinfín en los medios del mundo, notas, publicidades, exhibiciones y el cariño y admiración de la gente El judo creció en buena medida por ella. Mejoraron las condiciones del deporte, surgieron más lugares de enseñanza, sus colegas y compañeros se incentivaron en sus carreras ante los logros de la tigrense y miles de chicos se acercaron a clubes para realizar su práctica. Pareto fue abanderada de todo ese fenómeno.
Y llegó el día mágico. El 24 de agosto de 2015. Inolvidable. Como sí a esta historia le faltara un final de película el mismo arribó. No conforme con sus podios, Títulos y méritos la varita de los Dioses del Olimpo le tenían reservada una sorpresa mayúscula. Luego de años y años de transpirar el judogui, de forzados entrenamientos, de tirar miles y miles de " lances ", " yukos ", " wazzaris ", " ippones ", etc, de realizar igual cantidades de llaves, palancas, candados y sumisiones, de pisar cientos de tatamis de los más recónditos lugares de la Tierra, de efectuar tremendas batallas con calificadas rivales y obtener épicas victorias, de ser premiada, aplaudida y reconocida por sus colegas, rivales y seguidores, de vivir jornadas de alegría, tristeza, risas, dolores, emociones, frustraciones, sueños y fervores, , en Kazajistán ocurría lo grandioso. Una tarde gloriosa de esa jornada Paula Pareto se coronaba Campeona Mundial de Judo en la categoría hasta 48 kg y conmovía al mundo deportivo nacional. Lágrimas, felicidad y emoción. Ya nada será igual.
Paula " Peque " Pareto { PPP } alcanzó la cima de su carrera deportiva. Aunque ella desee más y vaya a Río por otra Medalla Olímpica, lo logrado en Kazajistán es colosal. Ser primera en el mundo ante potencias europeas y orientales de esta disciplina es extraordinario. En el judo argentino ese Título sólo lo posee Daniela Krukower. Empero la " Peque " la supera en cantidad de lauros y trofeos conseguidos. Es más, nadie en la historia de las artes marciales nacionales accedió a estas perfomances manteniéndose en el tiempo siempre en los primeros lugares. La guerrera de Tigre tocó el Cielo con las manos, aquél destinado sólo a los elegidos. Con un lance a la Gloria se coronó merecidamente. Su metro cincuenta pero maciza contextura fue el envoltorio. Adentro había una estupenda luchadora. Técnica, sacrificio, variantes, su iniciativa constante, despliegue, garra y nunca darla por perdida. Así se forjó, así se cimentó esta estírpe de gladiadora, en el suelo/tatami del trabajo y del aprender día a día y en la buena madera de sus genes naturales para este arte marcial. A casi diez años de lo del bar y a casi veinte de lo del club, nosotros que la conocimos de potrilla y supimos de sus sueños y añoranzas, nos embarga una infinita felicidad. No fue en vano nuestro presagio de medalla olímpica, ella lo confirmó, su promesa de no marearse con la fama, ella lo cumplió. Y no lo desautorizó a su profesor de pequeña. Aquélla nenita que revoleaba muñequitos en San Fernando en los noventa le obsequió la profecía autocumplida a su gestor. Aún nos resuena en nuestros oídos la sentencia del profesor: " Se llama Paulita Pareto, bien conducida y sí sigue aprendiendo va a dar que hablar, va a ganar muchas cosas y va a llegar muy lejos ... ".
Imaginamos las lágrimas que correrán ahora por las mejillas del profesor. Si Maestro, si profeta, Paulita, la nenita de Sanfer llegó muy lejos. Vos lo dijiste, vos lo auguraste, vos la formaste hace veinte años. Hoy Paulita Pareto es Campeona Mundial de Judo. Disfrutá, vos también te lo merecés tanto como ella. Ayer era la " nenita " de Sanfer, hoy es la " Peque " de Argentina, la mejor de todas, la número uno del planeta.
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