Uno de los emblemas del tenis argentino murió a los 92 años tras una vida dedicada al deporte. Fue el número 1 de Argentina durante dos décadas y presidió la Asociación Argentina de Tenis en cinco períodos.
l sueño de toda una vida se vio coronado cuando Federico Delbonis le dio el tercer punto a Argentina en la inolvidable final de la Copa Davis. Dicen que Enrique Morea vio aquel partido y sintió que el objetivo de toda su dedicación al tenis se había cumplido. Hoy, casi cuatro meses después, uno de los tenistas más importantes de la historia nacional falleció a los 92 años.
Morea fue número 1 argentino entre 1946 y 1952, y luego entre 1954 y 1959, y también en 1961, 1963 y 1966. Además, fue considerado uno de los 10 mejores tenistas del mundo en 1953 y 1954. Capitán del equipo argentino de Copa Davis de 1948 a 1958, le aportó al país dos medallas doradas y una plateada en los Juegos Panamericanos de 1951 y cuatro años después, otras tres plateadas en México 1955.
En Roland Garros 1953 llegó a las semifinales como singlista y ganó el dobles mixto con la estadounidense Bárbara Scofield. Tras su retiro se convirtió en árbitro y dirigió tres finales de Copa Davis: Rumania-Estados Unidos en 1972, en Bucarest; Italia-Chile en 1976, en Santiago; y Estados Unidos-Italia en 1979, en San Francisco.
En ese lapso alcanzó la presidencia de la Asocación Argentina de Tenis (AAT) por primera vez, desde 1973 a 1979. Ese fue el primero de sus cinco mandatos. Los siguientes fueron ininterrumpidos desde 1997 hasta 2014, aunque en 2010 ya había sido designado Presidente Honorario.
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