En un combate en el que terminó demostrando que no había equivalencias, el estadounidense derrotó al irlandés, luchador de artes marciales, con un contundente nocaut técnico en el décimo asalto.
l show no descubrió nada nuevo pero, aún así, el show funcionó a la perfección. En la previa, lo tuvo todo para atraer tanto a los fanáticos del boxeo como a los de las artes marciales mixtas y a los millones de curiosos amantes de cualquier deporte. Esta noche en Las Vegas, en el momento del cara a cara en el cuadrilátero, sucedió lo más esperable. Floyd Mayweather, experimentadísimo y conocedor de su juego a la perfección, le cedió el protagonismo al luchador de UFC Conor McGregor y fogoneó el show en el inicio de su esperado combate. Y con ello, el gasto de energía a un peleador de contiendas cortas. Después, mostró sus garras con astucia y se terminó cualquier paridad. Como era lógico, en el boxeo, ganó el boxeo.
Los primeros tanteos llamaron la atención desde la misma postura del irlandés debutante en esta especialidad. Con la espalda recta, la cabeza en alto y la derecha extendida prácticamente sin tirar un jab midiendo al local, exhibía un semblante aplomado y tranquilo. En esos momentos en los que el físico lo acompañó, hay que reconocerle guapeza. Buscó sorprender a Money tomando siempre la iniciativa, pero se topaba con la velocidad de piernas y la guardia ortodoxa del pugilista, que aprovechaba esos embates para amenazar con el contragolpe. McGregor nunca pudo superar su "pase" de deporte: lanzó innumerables golpes a la nuca de Mayweather ante el primer síntoma de abrazo e intentó tomarlo para golpearlo, ante las advertencias del árbitro. Aún así, y a fuerza de voluntad, el europeo logró imponerse en un par de asaltos.
Pero a partir del quinto, el norteamericano se decidió a salir del letargo. Su velocidad de combinar defensa y ataque en velocidad empezó a marcar diferencias, sus golpes comenzaron a llegar a desino con asiduidad y las aspiraciones de McGregor fueron en picada. En cada asalto Mayweather mejoraba y el irlandés empeoraba, hasta terminar retrocediendo permanentemente. Estuvo a punto de caer agotado en el noveno asalto y, ya sin reacción, fue arrinconado en el décimo para forzar la definición técnica.
Así, el invicto Mayweather, con 40 años y ex campeón mundial en cinco categorías diferentes, consiguió la 50° victoria de su carrera y fue el rey absoluto en un espectáculo que, cuando se puso serio, no tuvo equivalencias. Al final, confirmó una vez más que esta sería su última contienda, mientras que McGregor, titular ligero de UFC, terminó quejándose de que le pararan la pelea sin siquiera haber tocado la lona. Ya había pasado el experimento y, de nuevo, mandaban las palabras.
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