El cantante chileno, que interpretó temas como ‘Historia de un amor’, ha fallecido este martes en Ciudad de México
Chile llora la muerte de su cantante más internacional, Lucho Gatica. El rey del bolero ha fallecido la tarde de este martes a los 90 años en Ciudad de México, donde vivía desde hace más de medio siglo. El Gobierno ha decretado un día de duelo oficial por la muerte del artista de extensa trayectoria, famoso en toda América y en España. “¡Buen viaje! Te amo”, escribió en su cuenta de Instagram su hijo, el actor mexicano Luis Gatica, junto a la imagen de un crespón negro.
La causa de su muerte por el momento se desconoce, pero su deceso remeció a los países iberoamericanos, donde su prestigio se propagó desde mediados del siglo XX gracias a interpretaciones de boleros como Historia de un amor, El reloj, Contigo en la distancia o La barca. “Era un símbolo cultural. Lucho Gatica hizo lo imposible: ir a venderle boleros a los mexicanos y conquistarlos. Era su marca y su atrevimiento”, señaló la periodista Marisol García, especialista en música popular chilena, en una entrevista en una radio local.
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Una publicación compartida de cucho1 (@cucho1) el 13 Nov, 2018 a las 1:03 PST
A través de su ministra de Cultura, Consuelo Valdés, el Gobierno chileno reaccionó a su deceso: “Mi más sentido pésame a la familia y amigos de Lucho Gatica, reconocido con la Orden al mérito artístico cultural Pablo Neruda 2012, quien con su enorme talento conquistó grandes escenarios del mundo, dejando una huella imborrable en un género musical”. El ministro del Interior, Andrés Chadwick, agregó que “fue y será un gran embajador" del país.
Fue admirado por la gente y por sus pares. “Dicen que The Beatles escuchaban a Lucho Gatica”, señaló García, la investigadora chilena. “Nómbrenme a cualquier cantante realmente famoso del mundo y seguro tendrá opiniones de admiración sobre este bolerista”. La fotografía que lo retrata conversando con Elvis Presley revela “el peso que llegó a tener el bolero como género”, agregó la periodista. “Cruzó países, gustos, generaciones. Y Gatica fue el emblema de ese género y su voz más rutilante y admirada. Nunca se despegó de Chile y su voz se educó en este país”.
Se sabía poco de su vida actual. Una de las últimas veces que se le vio en público fue en la Feria del Libro de Guadalajara, en 2012, cuando Chile fue el invitado del encuentro y Gatica compartió su música con la comunidad de chilenos residentes y los artistas invitados.
El pasado 11 de agosto, en su ciudad natal, Rancagua –a unos 100 kilómetros al sur de Santiago de Chile–, se celebró su 90 cumpleaños. En el teatro regional de la ciudad se inauguró una estatua de bronce de dos metros que lo retrata junto a su hermano Arturo, con quien comenzó en el canto. En el homenaje estuvo presente Juanita, una de las hijas del intérprete: “Mi padre siempre trabajó con la conciencia de que aportaba algo más allá de él”, señaló en aquella ocasión, según la crónica del evento escrita por la periodista García. “A mi papá lo quieren en Cuba, lo quieren en España, lo quieren en Brasil, en México y en tantos países, pero por supuesto que este cariño chileno es diferente y especial para él”, destacó la hija mexicana del cantante. “Todo esto está hermoso, y qué padre sería que él estuviese aquí. Le encantaría verlo”.
Gatica con Elvis Presley
Gatica festejó su 90 aniversario en la casa de otra de sus hijas, Aída, en Ciudad de México. Sus 11 nietos le regalaron el registro en estudio con sus voces a cargo de un popurrí de varios boleros que él ayudó a volver universales. De acuerdo a la crónica, el cantante vivía “bajo los cuidados requeridos por una diabetes y el parcial deterioro cognitivo, alejado del canto profesional, aunque no de la vida social ni del entusiasmo por la música”. En sus últimas semanas de vida, ponía discos y pasaba horas cantando solo en casa.
En sus 70 años de carrera, participó en 15 películas y grabó 13 discos de estudio. El último en 2013, a los 85 años. Lo tituló Historia de un amor y versionaba algunos grandes éxitos con dúos con Miguel Bosé (Sabor a mí), Michael Bublé (Quizás, quizás) o Laura Pausini (Historia de un amor). Lucho Gatica era una leyenda en Iberoamérica y fue México su segunda patria, porque desde ese país internacionalizó su carrera. “Fue un reto ir a cantar boleros a México, patria de los mejores boleristas, pero yo tenía mucha fe en mi trabajo y salí airoso", declaraba Gatica en 1990. “En los últimos años, el gusto popular se ha decantado más por las baladas que por los boleros”, reflexionaba el cantante. “Pero en el fondo es lo mismo: la balada es una continuación del bolero, siguen siendo igual de románticas”.
Nacido como Luis Enrique Gatica Silva –Pitico le llamaban sus siete hermanos–, a los 13 años comenzó a cantar en Rancagua. En la adolescencia se mudó a la capital para terminar sus estudios de secundaria, que pronto abandonó por la música. En 1946, a los 18 años, cantó Tú, dónde estás en el programa radiofónico La feria de los deseos, del locutor Raúl Matas, que empujó su primera grabación profesional a finales de la década. Gracias a su voz, Chile dejó de lado su tradición tanguera y se inclinó por el bolero, aunque el cantante dejó el país en 1957, cuando se instaló en México después de una gira por Iberoamérica.
Pero su fama incluso traspasó las fronteras de América y España. La productora y distribuidora estadounidense de cine Metro-Goldwyn-Mayer lo invitó a varias fiestas que organizaba y a las que acudían grandes celebridades de la época como Nat King Cole. Desde 2008, el artista contaba con una estrella con su nombre en el Paseo de la fama de Hollywood.
Su influencia fue relatada en joyas de la literatura latinoamericana, como en La tía Julia y el escribidor, de Mario Vargas Llosa. “El paso de Lucho Gatica por Lima fue adjetivado por Pascual en nuestros boletines como ‘soberbio acontecimiento artístico y gran hit de la radiotelefonía nacional’. A mí la broma me costó un cuento, una corbata y una camisa casi nuevas”, señala uno de los pasajes de la novela. “Solo me di cuenta cabal de su fama cuando noté las colas de mujeres, en la calle Belén, esperando pases para la audición”.
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